El
exceso de trabajo y las tensiones tenían
a Betty con tortícolis.
Se
encontró en la calle con su amiga Nora y ella le reprochó extrañada:
-¿
Qué te pasa, engreída que ya no me das la cara?
-¡ No
seas pérfida! ¿ No ves que estoy con
tortícolis?
- Y ¿
desde cuando?
-No
sé...Hace unos dos días desperté con un dolor tremendo en el cuello. Me levanté
y quedé mirando de lado, como en los murales egipcios...
-Creo
que deberías ir a un masajista.
-¡
Ay, Nora! ¿ Tú crees? Para mí eso de los masajes siempre ha tenido
una connotación erótica.
-¡
Claro! Seguro que te imaginas que el
masaje te lo va a dar un tipo musculoso sin más ropa que una tanga...
-¡
Uy! Me entran escalofríos de solo
pensarlo...¿ Me das la dirección?
-Sí,
te daré la dirección de mi masajista. Pero, no te hagas ilusiones. Es un chinito
algo viejo, pero tiene unas manos de seda...
-Y ¿
estira las arrugas también?
-Ya,
pues Betty, no seas ambiciosa...Esas no se quitan con masajes, pero la
tortícolis sí.
Durante
unos días, Betty no hizo caso del consejo de Nora y prefirió confiar en su
guatero de semillas y en unas tabletas
de paracetamol.
Pero
no lograba ningún alivio y como al final el dolor la tenía sin voluntad,
terminó por ir al masajista caminando como zombi.
La
hicieron pasar a un salón decorado con cuadros de garzas y matas de bambú. En
un rincón, unos palillos de incienso humeaban frente a una estatua de Buda.
Al
rato apareció un chinito encorvado, no tanto por la vejez sino por una vida
dedicada a hacer reverencias.
-¿
Qué dolol la atolmenta, señolita?
Al
notar que hablaba poco español, Betty prefirió señalarle su cuello con una
mueca lastimera.
El
chinito acercó sus manos de seda y le arrancó un quejido gutural.
-Humm...Tensión
nelviosa...Nudo de nelvios aquí...Pol favol,
debe cerral ojos y relajalse...
Betty
los cerró y a continuación sintió que
unos dedos expertos masajeaban su cuello con habilidad.
Sorprendentemente,
sus músculos se distendieron y sin saber como, se quedó dormida.
Se
vio caminando por la Muralla China, de la mano de un tipo musculoso en tanga...
Pero
la sesión terminó y también aquel sueño digno de una fumada de opio.
Cuando
llegó la hora de cancelar la sesión notó que el cuello le dolía igual que
antes. Lo que había disminuído ostenciblemente era el saldo de su cuenta
bancaria.
Disimuló
su decepción y se despidió haciendo una reverencia. Su cuello crujió como una
caña de bambú que se quiebra en el viento.
Con
los días, el dolor se le fue calmando solo. El grueso de su trabajo estaba
concluido, su proyecto sería un éxito...¡ Y saldría a vacaciones, por fin!
Una
tarde antes del cambio de año, Nora pasó a verla.
Al abrirse la puerta le llegó una vaharada de
un olor extraño que casi la botó al suelo.
-¿ Y
ese olor, Betty? ¿ Se te quemó el gato?
-¡
Ay, Nora! ¡ Qué poco sutil! ¿ No notas que es incienso?
-Veo
que te sirvió el masaje ...
- La
verdad es que no. Pero quedé fascinada con todo lo oriental . En mis vacaciones
pienso viajar a China.
-Pero,
Betty ¿ como te las vas a arreglar allá si no sabes inglés?
-¡
Como! ¿ Y lo que aprendí en el Liceo?
-Ja
ja ¡ pobre ingenua ! Seguro que al bajarte del avión vas a decir:
Open the door, give me the pencil y con eso todos tus problemas quedarán
solucionados.
-¡
Malvada! ¡ Gorgona! Tienes vocación de
alfiler... ¡Te encanta pinchar el globo
de mis ilusiones!
La
miró enojada, pero al final se rió:
-Bueno,
ya. No discutamos. Vamos a dar una vuelta y a tomar un café ¡ Este olor a
incienso ya me tiene mareada!
Feliz año, mi niña!!!
ResponderEliminarVendedores de humo,pero tu imaginación supera a todos eso males
ResponderEliminarVaya estimada
ResponderEliminarnecesito masajes triples y vacaciones!!
si estoy estresada y no se bien cuando termine con todo
claro que no trabajo tan a full
pero igual suma y suma+buen relato
besos.