Mariana
tenía catorce años y Edmundo había sido su primer amor.
No le
resultaría fácil olvidar al muchacho más guapo del Liceo... Su nombre, de
personaje de novela romántica, todavía
hacía latir rápido su corazón, cuando lo susurraba por las noches,en la
soledad de su dormitorio.
Pero
él mismo le había suplicado que lo olvidara...Con los ojos húmedos, le había
jurado que la quería, pero que el destino cruel hacía que su amor fuera
imposible...
Al
principio todo parecía perfecto. El no pasaba un día sin ir a verla al terminar
las clases y le aseguraba que le faltaba el aire cuando no la tenía cerca.
A
Mariana, lectora de cientos de novelas de amor, le parecían todas sosas
comparada con el romance que estaba viviendo.
Pero, un día cualquiera él empezó a cambiar.
Se
notaba distraído y silencioso, como si algo le preocupara. Dejaba pasar varios
días sin ir a verla y después no contestaba sus llamados.
Mariana
empezó a angustiarse.
-¿
Qué te pasa, Edmundo? ¿ Hice algo que te
molestó?
-No,
Mariana. No eres tú ¡ soy yo!
- ¿
Es que dejaste de quererme?
-¡ Al
contrario! Nunca me había enamorado así... ¡No creí que existiera una chica
como tú en el mundo!
- ¿
Entonces?
-Es
precisamente porque te quiero tanto que me tengo que alejar de tí...
-¿
Qué pasa? ¿ Tienes algún problema?
-No
me atrevo a decírtelo. ¡ No me vas a creer! Parece imposible en esta época en
que vivimos...¡ Me tengo que alejar de ti porque estoy maldito!
Mariana
empezó a reírse, creyendo que se trataba de una broma, pero Edmundo la miró con
tal angustia, que la risa se le congeló en los labios.
-Sobre
mi familia pesa una maldición de siglos -continuó él, con voz quebrada- Todos
los hombres la van heredando...Y a mí me tocó también. En noches de luna llena
siento una fuerza oscura que se apodera de mí...
-¿
Qué quieres decir?- preguntó Mariana, asustada.
-Que
soy un Hombre Lobo ¿ comprendes? Y si no
me alejo de ti, terminaré por hacerte daño.
Se
tapó la cara con las manos y se alejó corriendo. Desde la esquina le gritó:
-¡ No
se lo digas a nadie, por favor!
Mariana
se fue a su casa llorando y a nadie le contó su terrorífica experiencia...¡ El
le había rogado que no lo delatara!
Nunca
lo volvió a ver. Pero pensaba en él todo el tiempo. A veces, en noches de luna
llena, creía escuchar el lejano aullido de un lobo y pensaba: ¡ Es Edmundo! Sufre porque no puede acercarse
a mí...
Seguro
que solo se trataba de un perro vago que ladraba presintiendo un temblor, pero
Mariana era una romántica incorregible.
Al
año siguiente llegó al Liceo una niña nueva. Se llamaba Paulina y casi de
inmediato se hicieron amigas.
Paulina
era muy reservada y cuando tocaban el tema del amor, ponía una cara triste y
cambiaba de tema.
Mariana,
intrigada, terminó por preguntarle si había sufrido una desilusión.
-No
puedo hablar...Es un secreto que no me pertenece- suspiró Paulina- ¡ El me rogó
que no le contara a nadie...!
Sobresaltada
por un lejano recuerdo, Mariana aguzó el oído.
-Al
principio creí que había dejado de quererme- continuó Paulina- Pero me aseguró
que no, que estaba enamorado como nunca antes...Pero que teníamos que
separarnos, porque su familia tenía una maldición que arrastraba por
generaciones...
Mariana
se había puesto roja, en seguida pálida y después roja, otra vez. Fogonazos de
rabia y de humillación se alternaban en
su cara.
Paulina,
sin darse cuenta, continuaba hablando, con los ojos inundados de lágrimas.
-Me
dijo que tenía miedo de hacerme daño. En las noches sentía que una fuerza
oscura se apoderaba de él y sabía que
aunque luchara contra la maldición, terminaría convirtiéndose...
-¡ En
lobo! - completó Mariana, sin poder controlarse.
-¿ En
lobo? ¡ No! ¿ Como se te ocurrió eso? ¡ Tenía miedo de convertirse en vampiro!
¡
Ah! Esa vez la cosa iba con vampiros ,
pensó Mariana, sarcástica ¡ Resultó
innovador, el muy canalla!
La
ira le hervía en el pecho, como la lava de un volcán.
-Me
pidió que lo olvidara- suspiró Paulina-Pero ¡ no puedo! En las noches me duermo
repitiendo su nombre...
-¡
Edmundo!- dijo Mariana, sin darse cuenta.
-¿
Como lo sabes? ¿ Acaso lo conoces?
-¡
No! ¡ Como se te ocurre! Se me vino a la
mente, por la novela que estoy leyendo : El Conde de Montecristo. ¡ Qué
coincidencia! ¿ Verdad?
Jajaja, me gustó tu relato
ResponderEliminarque tunante no?
así van algunos mintiendo , al fin capaz
que se conviertan en algo peor...
Me parece haber leído antes este relato...
como sea es interesante.
Besos.
Tienes razón, querido Magdeli, este cuento lo puse el año 2013 y lo resucité por falta de inspiración. jaja
ResponderEliminarEn todos tus cuentos están presente,los amores,y desengaños,
ResponderEliminarcreo que en tu vida existe lugares,muy escondidos que no te dejan serenar tu gran capacidad
Ja ja Juan. Nada que ver...Este es solo una tomadura de pelo de amor adolescente, para reírse un poco.
ResponderEliminarEstimada amiga
ResponderEliminarEstés bien, no pasa nada si uno trae de nuevo estas historias, yo que tengo , gracias a Dios , memoria de elefante jajajjajaja
no se me pasan algunas ...eso quiere decir que si te leo , ves?? y que mejor recordar aquellos cuentos
que han sido más intensos ...
te dejo un abrazo
espero este tiempo estés rodeada de colores navideños
yo amo esta época por el brillo y el color.
y las codas bonitas que compartir.
Bueno y te desafío a realizar un cuento de Navidad...
Eliminar:))