Todas
las noches se sentaba en el mismo banco de la plaza, a mirar las
estrellas. Mejor dicho, su Estrella, el
lugar de donde había venido.
Allí
estaba, mimetizada en medio de ese pálido río de oro que era la Vía Láctea...
Si miraba fijamente un rato, lograba distinguirla.
Sabía
que pronto vendrían a buscarlo. ¿ Como pudo partir la nave sin él? ¿ Como no se cercioraron de que él faltaba
antes de echar a andar los motores ?
No
sabía cuanto tiempo llevaba en la tierra.
La misión ya estaba completa hacía tiempo. Había tomado nota del
funcionamiento de la vida en ese planeta agonizante...Y ya no había más que
hacer. Sólo esperar que volvieran a buscarlo.
Hacía
mucho frío y sentía que agujas de hielo traspasaban su chaqueta delgada. La
miró con atención y no pudo reconocerla como suya. Sabía que era una de las
prendas que usaban los humanos, pero no recordaba cuando había empezado a
llevarla.
Sus
ojos ansiosos se fijaron en la estrella que era su hogar. A través de millones de kilómetros la vio
parpadear nítidamente y supo que le estaban mandando un mensaje. "¡ Ya
pronto iremos a buscarte ! ¡ Espéranos! "
Sintió
que alguien lo tomaba de un brazo, instándolo a levantarse del banco.
-¡Diego!-
era un viejo el que le hablaba suplicante- ¡ Vamos a la casa, que hace tanto
frío!
Pensó
que lo confundía con alguien y trató de desasirse, pero el viejo no soltaba la
manga de su chaqueta.
-¡
Hijo! ¡ Vamos! Hace horas que te estamos
esperando...
No supo por qué no tuvo ánimo de discutirle.
Quizás porque lo vio tan cansado y tan triste. Una profunda arruga le partía el
entrecejo y la espalda se le curvaba como si soportara el peso de un enorme
fardo.
Se
paró del banco y se dejó llevar. El anciano lo condujo hasta una casa
iluminada.
Entraron
a una habitación amoblada pobremente, pero caldeada por el fuego de una estufa.
Tiritando
se acercó a ella y extendió las manos.
Una
mujer de pelo gris salió de un dormitorio y se acercó a abrazarlo.
-¡
Dieguito! ¡ Mi hijito! Me tenías tan preocupada...¿ Por qué insistes en salir a
la calle con este frío?
No le
contestó. ¿ Qué iba a decirle? ¿ Que él
no era Diego y que era la primera vez que los veía?
Lo
llevaron a una cama angosta y lo ayudaron a desvestirse. Todavía tenía frío
pero sentía como el calorcito de la habitación le iba entibiando los
huesos.
Se dejó arropar sin ofrecer resistencia. La
anciana le rozó la frente con los labios y él sonrió escéptico. Era esa rara conducta de los humanos, de
tocarse y besarse...Así era como se transmitían los gérmenes.
Cerró
los ojos y los viejos salieron apagando la luz.
Al
rato los oyó hablando en voz baja en el comedor.
-El
médico dice que debemos internarlo, Rosa...Pero yo no estoy seguro. ¡ Después
de todo no le hace daño a nadie así como
está! Y el contacto con otros enfermos
podría empeorarlo...
-Con otros locos, querrás decir. ¡ Sé que crees
que está loco! El doctor y tú se han
puesto de acuerdo...Pero no tiene nada raro ¡ Es solo que está distraído!
-¡ No
te engañes, Rosa! -respondía el viejo,
con el tono dulce y cansado del que está acostumbrado a refutar siempre los
mismos argumentos- Su mente no anda bien y tú lo sabes. Le ha dado por sentarse
horas a mirar el cielo, como esperando que algo venga de allá...No le importa
si llueve o si hace frío...
Las
voces enmudecieron, convertidas en suspiros.
-¡
Pobres viejos!- pensó- ¡Tenían un hijo que se llamaba Diego y que se parecía a
mí ! Quizás a donde se habrá
ido...Quizás esté muerto...
Envuelto
en las cálidas frazadas suspiró de bienestar. Y antes de quedarse dormido se
hizo el propósito de quedarse en esa casa ...Se estaba cómodo allí y hacía
felices a los viejos...Total, no sería por mucho tiempo... ¡ Pronto la nave llegaría a rescatarlo!
Vaya, si todas las locuras fueran así de pacíficas y esperanzadoras, que importaría estar loco y esperar que llegara nuestra estrella?
ResponderEliminarUn bonito relato para el domingo de la ascensión.
Un abrazo.
Ambar
¡qué gracia! Anoche empecé a escribir algo sobre una estrella y era tan malo que lo borré. Lilly eres súper original, es delicioso. Un beso y buena semana
ResponderEliminarMe quedé esperando...
ResponderEliminarde sueños somos
de ilusiones más...
nada es completamnete mentira ni nada es completamente cierto...
nos adoctrinaron...y aqui estamos.
besos amiga
cuidate.
La vida de la escritora de cuentos esta llena de fantasias,que ella con gran destreza convierte en cuentos.
ResponderEliminarCreo qque al escribir sus cuentos,son formas de evadirse de realidades
Magia sabe hacer con sussus letras, sra Lilian.
ResponderEliminarfelicitaciones
Amalia Lateano