Chabela
estaba aburrida de quedarse siempre en la casa mientras su hermana mayor salía.
¿ Por
qué nunca me lleva ? - rezongaba, enfurruñada- Seguramente tiene miedo de que
la opaque y le quite a sus amigos...Porque no cabe duda de que soy más bonita
que ella.
A
solas en el dormitorio, Chabela se miraba al espejo, peinando su largo pelo
color cobre y admirando su tez sonrosada. ¡Qué bonita soy, en realidad! -
suspiraba- Y mi hermosura se desperdicia, siempre encerrada aquí.
Cuando
Alicia volvía, ni siquiera la miraba.
Menos accedía a contarle lo que había hecho.
Se dirigía directamente al cajón de su velador y sacaba su diario.
Mientras
escribía en él, se reía o a veces lloraba, pero nunca le hacía confidencias a
Chabela.
-¡
Seguro que tiene un novio!- pensaba ella-
Pero no me habla de él ni me lo presenta, porque teme que se lo quite.
Ella es fea y sin gracia, en cambio yo...
Muy
de vez en cuando, Alicia parecía reparar en Chabela. Entonces la abrazaba y
suspiraba con la mejilla apretada contra su cabellera cobriza:
-¡
Ay, Chabela! ¡ Qué triste estoy!
Quisiera ser chica de nuevo y no saber todavía lo que es el Amor. Dicen
que es dulce y que es lo mejor del mundo, pero es amargo y no llena ningún
vacío en el corazón...
Un
día, Chabela escuchó que Alicia le decía a su mamá que la tarde siguiente
vendría a verla un amigo muy especial.
-¡
Con que esas tenemos!- pensó Chabela- A mí no me dice nada...Pero seguro que va
a venir ese que la tiene sin aire de tanto suspirar. Lo más probable es que no piense
presentármelo, pero yo me las voy a arreglar para conocerlo...¡ Y ahí vamos a
ver cual de las dos es la más atractiva!
Ya estoy casada de que me postergue y me trate como a una cosa...
La
tarde siguiente, cuando no había nadie en la casa, se fue al living y se
instaló en un sofá que quedaba en sombra. Solo estaba encendida una lámpara de
sobremesa y su suave luz hacía que el resto de la habitación quedara en
penumbra.
Se
acurrucó en silencio y sin moverse, esperando que no la descubrieran.
Pasadas
las seis, entró Alicia corriendo desalada y por supuesto, ni preguntó por ella.
Se precipitó a su dormitorio, para cambiarse de vestido y peinarse.
Desde
la cocina, se escuchaba a la mamá reírse y suspirar, como alguien que recuerda con nostalgia esos
arrebatos de la juventud.
Media
hora después, apareció Alicia en el living.
Llevaba su vestido color turquesa
y el pelo sujeto en un moño que la hacía ver mayor. Inspeccionó las flores del
centro de mesa y acarició satisfecha la pantalla que tamizaba la luz tan
románticamente...
Detrás
entró su mamá.
-¿
Por qué está tan oscuro aquí ?- preguntó- Y accionando el interruptor, encendió
todas las luces de la habitación.
-¡
Ay, por Dios! ¿ Qué hace Chabela aquí? -
preguntó Alicia, fastidiada- Mamá, por favor llévatela y métela en el
closet. ¿ Qué diría Gabriel si supiera
que todavía juego con muñecas?
Que bueno.
ResponderEliminarResulta que Chabela essss una muñeca.
Y poque esconderla, puede ser un recuerdo infantil, muy querido.
manolo
Muy Bueno este escrito.
.
Eres una persona con caracter,eso dice mucho de tu personalidad.
ResponderEliminarSaludos
Tu cuento de Chavela es un signo de creatividad en la autora,sigo pensando que deberia intentar hacer algo con esos relatos,porque en todos ellos se puede sacar
ResponderEliminaralgo positivo
Un fuerte abrazo
leer tus comentario a mis fotografias es una delecia,por lo bién que sabes dominar la gramática
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Visitando un mercadillo me encontre una pintura,y me gustó para hacerle la fotografia
ResponderEliminarInteresante esta historia de la muñeca...
ResponderEliminaralgunos le tiene miedo a las muñecos ...lo ven diabólicos...será porque nos miran siempre?
A mi me gustan las muñecas, no tengo ese temor
mas asi como lo cuentas es un poco aterrador...
un abrazo grande.
Llevas mucha razon,esos arboles siempre estan el los cementerios,o en las fantasias de tu amigo fotógrafo,pero en mi ciudad,en una de sus avenidas plantaron bastantes de eso arboles,y la verdad resultan muy bonitos
ResponderEliminarUn fuerte abrazo