Laura
había amado a Renato desde su adolescencia.
Habían
tenido un romance corto, lleno de altibajos. Más de bajos que de altis...Cada
pelea era una paletada de cenizas con que sepultaban las brasas de su amor.
Pero al cabo de un tiempo, se reencontraban y volvían a brotar llamas que los consumían hasta los huesos...
En
los intervalos de su relación, Laura se había enamorado de varios otros, pero
sabía que siempre seguía amándolo a él, así como de soslayo. Viéndolo todo el
tiempo , con el rabillo del ojo de su corazón.
¿ Qué
magia tenía él que lo hacía inolvidable?
Su
último reencuentro había durado menos que de costumbre. Y Laura se halló de
nuevo sola, caminando por la vida como incompleta. Como si la otra parte de su
ser anduviera por ahí, respirando la mitad del oxígeno que ella necesitaba para
vivir.
Una
noche soñó que le escribía una carta. No un correo electrónico, breve y árido,
sino una verdadera carta, de esas antiguas, escritas en papel y enviadas con
estampilla.
Como
las que se habían mandado cuando eran unos chicos de escuela secundaria.
En
esa carta, Laura le decía que lo echaba de menos. Que él era la única persona
cuya ausencia le dolía. Que si naufragara en una isla desierta, sólo a él lo
querría a su lado. Que no le importaría ser Robinson Crusoe con tal de que él
fuera su Viernes... Y que en ese caso, no querría que la rescataran jamás.
Cuando
despertó, la asaltó el temor de que fuera verdad que le había escrito.¡ Lo
sentía tan real ! Pero después se convenció de que sólo había sido un sueño.
Días después, le mandó un correo electrónico,
contandándole lo que había soñado.
Su
impresión fue grande cuando Renato le contestó diciéndole que no había sido un
sueño, que ella efectivamente le había mandado una carta. Su tono era frío y algo burlón.
Laura
quedó anonadada. Y de anonadada, pasó a atónita.
¿ En
qué momento podía haberlo hecho? ¿ Era
posible que un sueño se volviera realidad?
No
sabía qué cosa le escocía más en el alma, si el misterio sin resolver o la
frialdad con que Renato le había contestado. Se sentía humillada y ridícula.
Varias
semanas después, volvió a soñar que le escribía. Se veía a sí misma inclinada sobre una hoja
en blanco, pero por más que trazaba
letras y frases, tratando de expresar sus sentimientos, no dejaba ninguna
huella sobre el papel.
Al
final, desistía de su intento y metiendo la hoja en blanco en un sobre, iba en medio
de la noche a ponerla en un buzón.
Cuando
despertó, pensó que probablemente lo había hecho. Fue a su escritorio y vio
restos de una denodada escritura nocturna. Papeles arrugados, un lápiz casi sin
tinta...
Y por
fin comprendió que era sonámbula.
Para
evitar seguir escribiéndole a ese tipo frívolo sin corazón, decidió no dormir
más.
Se
pasaba las noches en vela, leyendo o viendo películas viejas en la
televisión. Cuando empezaban a cantar
los pájaros, sentía que había sorteado el peligro y que la luz del amanecer
llegaba en su rescate.
Durante
el día, andaba chocando contra los postes
y se quedaba dormida colgada de la barra del Metro, sin que los
empujones y pisotones lograran mantenerla despierta.
Aguantó
una semana sin acostarse, durmiendo en los cines o en cualquier lugar donde no
hubiera cerca ni lápices ni papel que la hicieran recaer en su vicio epistolar.
Hasta
que la tarde del Sábado no aguantó más y se echó en el sofá de su casa,
envuelta en una manta, como una momia indígena. Cayó en un sueño profundo que
la hizo rodar dulcemente hasta el mar del olvido.
La
despertó el sonido del timbre de la puerta. Al parecer, llevaba un rato sonando
porque su en su sueño, se veía paseando por
la nieve,en un trineo lleno de campanillas...
Arrastrándose,
fue a abrir.
En la
puerta estaba Renato.
-¿
Por qué no me has seguido escribiendo?- le preguntó con descaro.
-Pero,
si me demostraste que te importaba un bledo...
-Reconozco
que me porté antipático, pero después sentí que tus cartas me decían
tanto...Sobre todo la página en blanco que
me mandaste... Esa fue la que más me habló y me hizo comprender lo
importante que eres en mi vida...
Laura
apenas lograba tener los ojos abiertos y se balanceaba, envuelta en la manta,
segura de que seguía soñando y que Renato no estaba ahí.
Pero
él la tomó de los hombros y le miró la cara con preocupación:
-¿
Qué te pasa? Pareces sonámbula...
- ¿ Yo sonámbula? ¡ Como se te ocurre ! Lo que pasa es que tengo unos vecinos
ruidosos que hace varias noches que no me dejan dormir...
Lo que hace el enamoramiento no?
ResponderEliminaresa llama perpetuo algo?...el signo d ela carta vacía...
quizás al tiempo una verdad por completar...
los amores son así...nunca se sabe como se manifiestan en verdad
ni menos cuanto duran.
El amor casi todos los hemos sufridos,pero al pasar los años,solo nos queda la nostalgia
ResponderEliminarQue bonito es el amor, y que interesante poder rescatar lo que con dolor suponias tenerlo perdido
ResponderEliminarun abrazo
Tu cultura,y tus sentimientos, vuelan para hacer esa apologia
ResponderEliminarEscapó con esa mentirilla? no sé, ser sonánbulo es peligroso.
ResponderEliminarSe hace lo que no se piensa y los resusltados salen despues.
Un abrazo.
Ambar
El optimiamo es el mejoe remedio pàra combatir el pesimismo
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Tube la suerte de pasar un dia al lado de unos pastore,y culturalmente gane bastante
ResponderEliminarPaso a dejarte un abrazo dieciochero amiga...
ResponderEliminara pasarlo bien en familia...a celebrar la vida que es lo que importa
a pesar de las cosas negativas
saquemos la alegría en el corazón
viva Chilito lindo!
Hola la literatura me entusiasma por eso Anna de poemias
ResponderEliminarhttp://anna-historias.blogspot.com.es.
me paso tu blog es fantastico
Besos.