Sonó
el timbre de la puerta y Javier se dirigió a abrir. En el umbral vio a un
individuo gordo vestido de riguroso luto.
-
Vengo de "Pompas Fúnebres El Alma en Pena" Nos llamaron para realizar el sepelio de Don
Javier Arrosmendi.
-¡
Pero si todavía no estoy muerto!- gritó Javier, consternado.
-Es lo que dicen todos- respondió el gordo,
en un tono respetuoso, pero más bien sarcástico.
Javier
se miró de soslayo en el espejo del vestíbulo y no se encontró. Sencillamente no estaba ahí. En su lugar vio un delgado hilo de humo que
oscilaba en la penumbra.
-¡ Es mi alma!- exclamó- ¡ Entonces, es
verdad que estoy muerto!
Viéndose
sin argumentos, dejó entrar al gordo, que esperaba impaciente. Tras de él
entraron dos hombre cargando un ataúd.
Rápidamente
pusieron en él lo que quedaba de Javier y lo llevaron hasta el carro fúnebre.
-Mi
sentido pésame - murmuró el gordo, apretando el sombrero de copa contra su
pecho y salió sin mirar atrás.
Eso
fue todo.
Ya
libre de los pesares de este mundo y sintiéndose extraordinariamente liviano,
Javier decidió ir a casa de su novia Laurita.
Sentía curiosidad por ver cuanto lo lloraba .
Al
llegar a su casa, consideró innecesario tocar el timbre y se deslizó por el ojo
de la cerradura.
En el
salón estaba ella, vestida de negro,
mirando los árboles a través de la ventana. De vez en cuando, un suspiro
henchía ese pecho que había sido la inspiración erótica de Javier durante sus
noches de insomnio.
De
pronto, sonó el timbre y la mucama hizo entrar al salón a un hombre joven, de
aspecto elegante. Javier vio que era
nada menos que al Cachalote Fernández, su rival más odiado.
Este
se acercó a Laurita y tomó sus manos con devoción.
-Vengo
a darte el pésame por Javier. No sabes cuanto lo lamento. Sé que lo querías
mucho.
-Sí,
es cierto- respondió Laurita y Javier se preparaba a emocionarse, cuando ella
agregó dubitativa - En realidad, lo
quería más bien porque él me quería a mi. Creo que soy como la luna, que no
tiene luz propia y solo puede reflejar el resplandor del sol. Así soy yo...No
puedo amar si no me aman.
-¡
Ay! Laurita...-exclamó el Cachalote Fernández, cayendo de rodillas- ¿ Y podrías
reflejar la luz de mi amor? Tú sabes que
te he querido con locura y que solo por respeto al buenazo de Javier no me
atrevía a confesártelo.
Laurita
se puso pálida y su cara se pareció realmente a
luna. Pero poco a poco se fue iluminando... ¡ Ya tenía otro sol que le
prestara sus rayos!
Javier
se retiró colérico. ¡ Qué poco le había durado el duelo por su muerte! Ya se encargaría él de venir a penarle por las
noches...
-¡Bueno,
así son las mujeres! -pensó después ,
más resignado -En cambio los amigos, esos sí que son fieles...
Y
decidió ir al bar donde cada tarde se reunía con sus compinches más cercanos.
Ahí
estaba los cuatro, felices jugando poker , cada uno frente a su respectivo vaso
de cerveza.
-¡
Ya, pues, Pepe! ¡ Te toca!
-¡ No
lo pienses tanto, animal!
- Es
que quiero pedir cartas....
-Yo
sí que tengo un buen juego. ¡Los voy a hacer papilla!
Javier
se quedó anonadado, mirándolos. Ya nadie se acordaba de él.
Se
acercó el mozo, con un trapo sucio de secar , enrollado en el brazo.
-¡
Chiss! ¡ Yo creí que siquiera guardarían
un minuto de silencio por su amigo que murió ayer...
-Si,
pues..Justamente eso fue ayer. Ahora es otro día y la vida hay que seguir
viviéndola.
De
repente, el mozo vio un hilo de humo que flotaba sobre la mesa.
-¿
Quién estuvo fumando aquí? ¡ Saben que
está prohibido!
Se
sacó el trapo del brazo y empezó a dar golpes en el aire tratando de dispersar
la leve humareda.
Javier
escapó de ahí lo más rápido que pudo.
Durante un rato lo dominó el susto. Después la desolación de comprender que ya no
era nada para nadie.
Al
rato, se fue serenando y sintió que el viento lo arrastraba livianamente sobre
la ciudad. Un hilo de humo que flotaba sin dirección alguna.
-¿ A
donde voy ? - se preguntó confundido- ¿Y
qué hago ahora con mi vida....quiero decir, con mi muerte?
Decidió
dirigirse al cementerio. Ahí no faltaría un compañero de destino que lo
orientara. ¡Que le explicara como
diablos se las arreglan los muertos para vivir!
Amiga escritora,tu cuento,solo es un calco de nuestras vidas.
ResponderEliminarEs ameno y divertido
Un fuerte abrazo
Amiga escritora,la naturaleza nos suele regalar infinidad de colores,solo tenemos que saber combinarlos
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Bueno
ResponderEliminarme hizo sonreír tu relato...
ya sabemos que rondaremos a nuestros queridos...
espero que no sea tal cual le pasa al protagonista...
bss.
Amiga escritora,con uno poco de tectica y mucha imaginación,a veces se consigue hacer una fotografia
ResponderEliminarDejemos volar a los mitos pues con ellos nos pueden introducir en un mundo de fantasia
ResponderEliminarDice María Teresa González:
ResponderEliminarAcabo de leer tres cuentos tuyos. Un hilo de Humo, Historia de un anillo y La hora decisiva. El que más me gustó fue este último.
¡ Qué maravilla de cuentos! ¡ Qué historias insospechadas, llenas de magia y suspenso! Los disfruté mucho.
Amiga escritora,quiza tu soledad,hace que tus recuerdos y sentimientos afloren a tus pensamientos,y ellos consiguieron hacer casi una apologia de esa fantasia.
ResponderEliminara veces es muy bueno descargar un poco recuerdos que siempre estan presente.
Celebro te sigan gustando las fantasias de este blog
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