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domingo, 13 de agosto de 2023

LA MEJOR AMIGA.

Siempre se juntaban a estudiar, Nancy y Félix, la pareja más atractiva del campus y Claudia, la matea del curso. Eran un trío inseparable.

Claudia sabía que la buscaban solo por sus buenos apuntes y la intuición que tenía para adivinar qué problemas iban a aparecer en los controles.  Seguramente habrían preferido estar solos, pero Claudia era " un mal necesario" que tenían que aguantar, si es que querían aprobar el semestre...

Ella se tragaba las humillaciones con tal de estar cerca de Félix. Se había enamorado de él desde el principio y los celos le carcomían el corazón como un ácido.

Nancy parecía sospecharlo y le divertía. La trataba con la condescendencia que su belleza irresistible le otorgaba. No era competencia para ella. A veces, por hacerla rabiar, la llamaba " cerebrito".  Claudia lo soportaba todo y se consolaba pensando que en el fondo, Nancy le tenía envidia. Su físico era un talismán que le abriría muchas puertas, pero que no le bastaría para cumplir sus ambiciones. Su sueño era ir a doctorarse al extranjero.

Se lo había dicho a Claudia en secreto,  pidiéndole que no se lo mencionara a Félix. Porque él solo quería titularse pronto, para poder trabajar y casarse con Nancy.  Se lo  confesó a Claudia,  una tarde en la cafetería,  sin sospechar el dolor que le causaba.

-¡ Ay, amiga!  ¡Estoy enamorado de veras !  ¡ Ojalá ella me quisiera como yo la quiero!  Lo único que ansío es titularme para pedirle matrimonio...

En ese momento llegó Nancy, rodeada de esa aura dorada que parecía emanar de su cabello y de su piel. Félix se paró de un salto Y Claudia sintió que un chorro de hiel le llenaba la garganta, subiéndole desde el corazón.

Corrió la noticia de que iban a otorgarse dos becas para una Universidad extranjera.   Había que rendir un examen y Nancy le rogó a Claudia que la preparara en secreto, sin que Félix lo supiera. 

  Todas las noches se juntaban en la casa de Claudia. Se amanecían resolviendo ejercicios y al otro día partían a la Universidad, caminando como sonámbulas.  A Claudia ningún sacrificio  le parecía excesivo , con tal de separar a su rival de Félix. 

Ella la abrazaba agradecida. 

-¡ Nunca pensé que fueras tan buena amiga!  Perdóname si alguna vez te molesté con sobrenombres ofensivos...

Dio el examen con éxito y consiguió la beca.

Para Félix fue un golpe. Discutieron airadamente.  El lloró y ni siquiera fue a despedirla al aeropuerto.  Claudia sí la acompañó. Quería cerciorarse de que  realmente se iba...

Sin Nancy, Félix andaba como un autómata. Se aferraba a Claudia buscando consuelo y le hablaba de su dolor sin descanso. No había forma de que cambiara de tema. Claudia lo escuchaba con paciencia, segura de que el tiempo haría su trabajo y terminaría por olvidar.

Poco a poco, él fue recuperando su alegría. Siguieron estudiando juntos y sacando buenas notas gracias a los esfuerzos de Claudia. En la cafetería, Félix ya no nombraba a Nancy. Hablaban de sus estudios y hacían planes para el porvenir.

-¡ No sabes cuanto me ha servido tu compañía! - le repetía él, tomando su mano por sobre la mesa- ¡ Sin ti no habría sido capaz de salir adelante!

Claudia sentía que lo estaba logrando. La calidez en sus ojos seguramente era el preludio de un sentimiento más hondo. ¡ Eran tan afines! ¡ Se comprendían tan bien!  Era imposible que él no lo notara...

Un día,  Félix la llamó expresamente para que se juntaran en un café.

-¡ Tengo algo que decirte!- anunció riendo, y su voz temblaba de entusiasmo y de emoción.

¡Ahora! pensó Claudia ¡ Ahora!  ¡ Por fin ha comprendido que me ama!

Cuando se encontraron, él la recibió contento. Se notaba ansioso de abrirle su corazón.

- Claudia- empezó ruborizado- Tú has sido mi apoyo durante todo este tiempo. Me ayudaste a olvidar a Nancy y quiero que seas la primera en saber que he vuelto a encontrar el amor.  Un amor de verdad. No como ese otro, que resultó falso y traicionero.

Se abrió la puerta del café y entró una chica rubia. Un nimbo de oro parecía emanar de sus cabellos y de su piel.

-¡ Perdona, mi amor, si me atrasé!- exclamó, besando a Félix- ¡ No me perdería por nada conocer a tu mejor amiga!  




4 comentarios:

  1. que asco de vida!
    cuando sea mayor y el físico no importe, las cosa cambiaran. Aunque ya no hará tanta ilusion. También ayudaría que cambiará de objetivo.
    Besoss Lillian

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    1. ¡ Ay! Yo creo, amigo querido, que el físico importa siempre. Hasta los viejos se enamoran de viejitas sexis.
      En fín, así es el amor. Insensato y obsesivo. Seguro que ya lo sabes tú. jaja

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  2. Seres ilusos en una ilusoria realidad, la del amor...

    Perdona la demora en venir a leerte, Lillian. Abrazo hasta vos.

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    1. Tienes razón. Sin embargo, los humanos siguen cayendo en esa trampa que hace la vida más digna de ser vivida.

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