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domingo, 9 de julio de 2023

LA NIÑA.

Una mañana, mientras se peinaba en su dormitorio, Camila sintió un cosquilleo raro en la nuca, como si alguien la estuviera mirando.

Se volvió y vio a una persona sentada en el borde de su cama.   Era una niña que aparentaba unos quince años. Su pelo era negro y liso y su cara pálida le resultaba vagamente familiar.

Las visitas de esa extraña niña empezaron a repetirse con asiduidad.  Llegaba  inesperadamente y entraba a su casa sin golpear. Se paraba frente a Camila y le preguntaba siempre lo mismo,  con un gesto de amarga terquedad:  ¿ Qué hiciste con nuestra vida?

Camila la miraba confundida. Creía que era el fantasma de alguien que había conocido y se quedaba  muda y asustada, sin atinar a responder. 

Un día, pudo por fin reaccionar y le preguntó, alterada:

-¿ Quién eres tú?  ¿ Por qué me preguntas eso?

La niña la miró con odio.

-¿ Que no me reconoces?  Yo soy tú, cuando tenías quince años. Tenía ilusiones y sueños, pero tú los destruiste todos.  ¿ Qué hiciste con la vida que nos dieron para vivir?

Estuvo varias semanas sin volver y Camila respiró con alivio.  Creo que fue una alucinación, pensó. Estoy tan cansada últimamente... O talvez algo que soñé despierta...

Pero la niña volvió a aparecer, para reanudar su cantinela de acusaciones despiadadas:

-¡ Teníamos tanto!  Yo era inteligente, pude haber estudiado y tenido una profesión.  Pero tú me frenaste con tu angustia y tu ansiedad de afecto. ¡ Creías que el amor lo solucionaría todo!  Mujer estúpida. te dedicaste a buscarlo inútilmente. ¡ Lo único que necesito es que alguien me quiera! Eso decías  y  dilapidaste todas mis posibilidades. Por tu culpa no llegamos a nada. No somos nada.

Y así, repetía una y otra vez su repertorio  de recriminaciones, hasta que Camila creía enloquecer.

Se tapaba los oídos y gritaba:  ¡ Ándate, ándate!

  A la niña pareció no bastarle ir a su casa y empezó a sentarse a su lado en el vagón del  Metro.  Permanecía pegada a ella, hablándole sin descanso, mientras Camila trataba inútilmente de concentrarse en una novela.

¿ Como librarse de ella?   Decidió matarla.

Lo preparó todo, pero súbitamente, su torturadora dejó de comparecer.

Quizás se cansó de atormentarme, pensó Camila esperanzada. Total, ya causó todo el daño que pretendía. Ya me dejó insomne y sin ganas de seguir viviendo.

Alcanzó a paladear el sabor insípido de su liberación.

Pero, una tarde que se vestía en su dormitorio, vio a la niña sentada en el borde de su cama.

-¿ Vas a salir?- le preguntó, burlona- ¿ Acaso encontraste algo nuevo en tu vida fracasada?  No te arregles tanto, no sacas nada.  El será uno más que te va a abandonar...

Camila subió con violencia el cierre de su vestido y notó que se rompía.

-¡ Basta ya!- gritó desesperada- ¡No soporto más! 

La niña se paró junto a ella, frente al espejo, jugando con un mechón de pelo, que retorcía entre sus dedos.  Camila cogió las tijeras que estaban sobre su cómoda y se las clavó en el cuello.

La niña abrió los ojos desmesuradamente y dio un grito. Luego, cayó muerta a sus pies.

En ese mismo instante, la imagen de ambas en el espejo, empezó a borrarse.

Primero fue la niña.   Lo último que desapareció fue su pelo oscuro esparcido sobre la alfombra. Luego, Camila sintió que su cuerpo se diluía. Se disgregaba en diminutos fragmentos que se fucionaban con la penumbra del cuarto. 

No tuvo miedo. Alcanzó a sonreírse a sí misma, con el infinito alivio de descansar por fin.   



8 comentarios:

  1. hubiera sido más fácil darle a la niña un bocadillo de discrepamos. Las tijeras son muy escandalosas, pero claro , si no tienes valor suficiente, tiene que recurrir a un ataque de ira, u las pastillas no son lo adecuado a esa circunstancia. Lo que tienen los niños es que son muy crueles; de pequeños con los demás y de adolescentes con si mismos.
    Abrazo

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    1. Bueno, la niña era su juventud, cuando ella pudo haber tomado otro rumbo, pero eligió el fracaso. Si nos pasara lo mismo, y se presentara nuestro pasado a pedirnos cuentas, creo que también querríamos matar a nuestros remordimientos.

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  2. Lo veo como el peso de los remordimientos, de las decenas de preguntas que se auto formuló Camila. No pudo más y se suicidó.
    Vaya cuento Lilly
    Abrazos

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    1. Tienes razón,Tatiana. Al querer matar el pasado que le pedía cuentas, era a sí misma a quién mataba, y fue para ella un alivio.

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  3. Eterno es el ayer que no se cansa de volver... Mejor estar preparados para entrentarlo, tomarlo como una oportunidad y hacerlo nuestro aliado...

    Abrazo sin sombrero uma vez más.

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    1. Sí, Carlos. Pero a veces se han acabado todas las oportunidades. O sigues siendo la misma, que llevaba en sí la semilla del fracaso y eres incapaz de vivir de otro modo. Por eso fue un alivio morir.

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  4. Saludos estimada, espero estés bien...auqnue el clima no acompaña mucho que digamos...pero mucho ánimo ya vendrán días mejores.

    Bueno, el tema del suicidio no es un valor relevante para un ser humano, que aunque se haya equivocado, vivió la vida a su manera y de eso cada quien debe hacerse cargo y hay tantas maneras de salir triunfante de los propios miedos.
    Te dejo un abrazo.

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    1. Querida Meulén, yo no creo que ella se suicide. Ella trata de matar a esa niña, que es su pasado, para librarse de sus constantes reproches. Y no entiende que al matarla, se mata ella, pues las dos son la misma persona en distintas épocas. Ahora, ella es muy desgraciada con su vida y entonces, en el momento de morir, siente alivio.

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