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domingo, 21 de mayo de 2023

UN RECUERDO.

Nelly había visto una película en la cual las personas, al morir, podían escoger un recuerdo para llevarse a la Otra Vida.  A  Nelly le encantó la idea y sin dudarlo eligió el suyo.  Era uno en que se veía a sí misma, de diez años, jugando a la orilla del mar, con sus hermanas.

Más lejos, sentados en la arena, estaban sentados sus padres. Su mamá sostenía un libro sobre sus rodillas. Pero a cada momento apartaba los ojos de la página, para asegurarse de que ellas seguían ahí.  Si alguna de las tres niñas la miraba, ella alzaba la mano y le hacía un gesto de saludo.

Nelly dejaba de jugar muy seguido, para poder mirarla. Y al verla junto a su papá, ambos tan serenos y contentos, se sentía segura de que todo marchaba bien.

Sus hermanas y ella estaba construyendo un castillo de arena y compartían sus baldes y palitas, sin que nada turbara la armonía del momento.

¡ Sin duda era ese el recuerdo que querría llevarse hasta el Más Allá !

Sin embargo, una noche, antes de dormirse, la asaltó un temor inesperado. ¿ Y si el recuerdo estaba deformado por el tiempo? ¿ Y si no era tan hermoso como ella creía?

Sabía que la memoria embellece las cosas, que incluso fabrica recuerdos que nos ayudan a enfrentar las dificultades de la vida.

Al rememorar ese día en la playa, le parecía que su infancia había sido feliz. Pero, si había sido así ¿ por qué llevaba en el alma una tristeza permanente? ¿ Por qué se había sentido siempre tan insegura y vulnerable?

Cerró los ojos y le pareció escuchar de nuevo el rumor del mar, pero era el sordo ruido, como de marea, que venía desde la calle.  Sin embargo, pronto se transformó en el chocar de las olas contra las rocas y se vio de nuevo en la playa, con sus hermanas.

Nelly alzó la vista y miró a sus padres, sentados bajo el quitasol. Pero, esta vez, su mamá no levantó la mano para saludarla. 

 Inquieta, abandonó el juego y corrió hacia ellos. Ninguno de los dos la miraba. Estaban discutiendo y su mamá apretaba el puño contra su boca, para ahogar los sollozos.

-¡ Cállate!- le gritaba él-  ¡ Me tienes aburrido de tus quejas!

-¡ Ah ! ¡ Si al menos me dijeras la verdad!  Pero, siempre me has mentido...

-¡ Tú y tus celos  enfermizos!  Estoy cansado de vivir al lado de una mujer histérica. ¡ Si no fuera por las niñas, hace tiempo que te habría dejado!  

-Para irte con ella ¿ verdad?

-   ¡ Es cierto  !  Y lo único que querría es estar a su lado. ¿ Es eso lo que querías oír ?. 

La madre dio un grito y se tapó la cara con las manos.  Nelly se quedó ahí, paralizada de horror, sintiendo que su mundo se caía en pedazos. Luego huyó corriendo, antes de que ellos notaran que los había escuchado.  Quiso contarle a sus hermanas, buscar en ellas consuelo para el dolor que sentía. Pero, al llegar a la orilla, las vio alejarse con otras niñas que veraneaban en el hotel.

-¡ Yo también voy!- gritó Nelly llorando.

-¡ No! ¡ Tú no!  ¡ Eres muy chica y lo único que haces es molestar!

Nelly se quedó sola al borde del agua, sin saber qué hacer ni a dónde ir, mientras una ola entraba al castillo de arena y lo desmoronaba silenciosamente a sus pies.

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Abrió los ojos , comprendiendo que la realidad había sido esa, no la consoladora fantasía que su memoria había fabricado.

Rebuscó largamente en su pasado, pero no encontró ningún recuerdo hermoso que valiera la pena conservar.



5 comentarios:

  1. Las personas tendemos a idealizar los recuerdos. Es duro aceptar que tenemos más sombras y dolores que lo que imaginamos, pero siempre hay algo rescatable. Siempre existe alguna llamita de luz y felicidad en lo vivido.
    Besos Lilly y, feliz inicio de semana.

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    1. Gracias, Tatiana. Tienes razón. Siempre hay algún recuerdo feliz, pero...¡ los recuerdos tristes se sobreponen, no sé por qué !.

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  2. La memoria es maleable. Recordar es reversionar. Siempre se puede redimensionar el pasado, por si acaso no podemos avanzar... Tu relato ayuda a comprenderlo y lo prueba.
    Abrazo hasta allá.

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  3. Es cierto, uno recuerda lo que le gusta recordar. Pero hay memorias rebeldes que nos atormentan y al mismo tiempo nos permiten comprender nuestro presente.

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  4. Me encantó como haces la transición del sueño al recuerdo y sobre todo el final con el derrumbe del castillo de arena.
    La composición del dibujo también está genial.
    Besoss, Lillian

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