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domingo, 10 de abril de 2022

DIAS DE NIEVE.

Estaba amaneciendo. El resplandor del cielo era blanco y cegador, como la nieve que caía sobre el campo.

Loa árboles estaban envueltos en un manto de hielo y el tren los iba dejando atrás, vertiginosamente, antes de que Cecilia pudiera fijar la vista en ellos.    En el vagón semi vacío, viajaban también su madre y su hermanito enfermo. Ella, extenuada, se había dormido, pero de pronto el niño tosió con violencia y luego se quedó en silencio, con los ojos abiertos y fijos. Cecilia notó que su cara había adquirido un tinte amoratado. 

Iba a despertar a su madre, cuando vio a una mujer alta, vestida de negro, que avanzaba por el pasillo. Se detuvo junto al niño y puso una mano sobre su pecho. Los labios del niño se entreabrieron y de ellos salió volando un pajarito que aleteó unos segundos en la penumbra del vagón. La mujer lo atrapó rápidamente y lo escondió entre los pliegues de su manto.  Cecilia comprendió que era la Muerte y que se llevaba el alma de su hermanito.

Corrió por el pasillo, tratando de detenerla, pero ella se soltó de las manos que aferraban su manto y se bajó del tren en marcha. Su figura se desvaneció tras la cortina de nieve que caía sin cesar.

Cecilia vio botado en el pasillo un cuaderno de tapas negras. Al abrirlo, vio apretadas columnas de nombres, algunos tachados. El último era el de su hermanito. Aterrada, cerró el cuaderno y lo escondió bajo su abrigo.

Al día siguiente fue con su madre al cementerio, llevando en sus brazos el pequeño ataúd blanco. Cuando el sepulturero lo bajó a la profundidad de la fosa, Cecilia arrojó allí el cuaderno de tapas negras.

Mientras, La Muerte se desesperaba por no poder continuar su tarea. Hacía esfuerzos por recordar donde había perdido su preciado cuaderno.  De pronto, recordó los tirones que le había dado la niña a su manto, en el pasillo del vagón.  ¡ En ese momento se le había caído!  Seguramente la niña se habría apropiado de él...¿ Donde podría encontrarla?  Ni siquiera se acordaba cerca de qué estación se había bajado.

Mientras buscaba a Cecilia para recuperar el cuaderno, transcurrió una semana sin que nadie muriera. 

Al principio, la gente no se daba cuenta. Pero al tercer día en que los obituarios de los periódicos aparecieron en banco y los fabricantes de ataúdes no recibieron ningún encargo, un rumor fantástico empezó a extenderse por el Mundo.

" Ya nadie muere"   informaban los titulares de los diarios, en grandes letras.  " ¿ Murió la Muerte? preguntaban otros con sarcasmo.

La gente iba por las calles, eufórica y temeraria. Los autos pasaban con los semáforos en rojo y la gente atravesaba frente a lo autobuses en marcha. Total, ya nada podía pasar, puesto que no existía  más muerte sobre la Tierra. Solo los gobernantes empezaron a pensar con alarma, en la explosión demográfica que se avecinaba.  Pero nadie los escuchaba porque un júbilo irresponsable se había apoderado de la gente.

La Muerte, mientras, había encontrado por fin a Cecilia. La esperó a la salida de la escuela, mientras la nieve caía implacable sobre su desamparo. Parecía una reina destronada, que aún conservara su manto de armiño sobre los hombros.

Cecilia la vio y quiso escapar, pero la vio desolada y suplicante.

-¿ Donde dejaste mi cuaderno?

- ¡ No te lo daré!  Tú te llevaste el alma de mi hermanito y mi mamá no para de llorar. ¡ No permitiré que hagas sufrir a otra gente!

-¿ No entiendes que yo solo sigo órdenes?  No puede haber Vida sin Muerte. Si no hago mi trabajo, en poco tiempo no quedará espacio en la Tierra para los que nacen.

La niña aceptó sus razonamientos y tomando su mano fría, la condujo hasta el cementerio.

Le señaló la tumba de su hermanito, que la nieve había cubierto con una colcha helada.

Así, la Muerte recuperó su cuaderno y el destino de los hombres volvió a cumplirse, sin remisión. 




8 comentarios:

  1. Menudo texto... Filosofia fantastica. Enfrentas a la muerte con una niña y la muerte la convence. Todo envuelto en tu personsl u iverso naif. Pero con finales cada vez mas duros. Siempre edperos un final feliz, pero nunca nos lo concedes. Bueno alguna muy pocas veces. Dijiste que estabas en un taller de escritura. Lo estas exprimiendo bien.
    Saludos felicidades y besosss

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    1. No pongo muchos finales felices, porque hay muy pocos en la vida. Gracias, Gabiliante, por volver. te he echado de menos y he visitado tu blog y solo encontraba el cuento de la ánfora de cenizas. veré si pones algo nuevo. besitos desde Chile para tí.

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  2. Has puesto banco en vez de blanco cuando hablas de las necrologicas

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  3. SI hay vida ,hay muerte en esta tierra tal como aprecian nuestros ojos, pero la muerte fue derrotada por el Hijo de Dios y ella será la última que al final regresará derrotada a su sitio...

    Abrazo.

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    1. Tienes razón, Meulén, mientras estemos en la Tierra, existirá la Muerte. Solo es cruel, cuando se lleva a los jóvenes.

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  4. Muy logrado texto a la par que inspirador, Lillian. Te felicito.

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    1. gracias Carlos. Para inspiración, hay que ir a tu blog.

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  5. Los mitos al repetirlos millones de veces de hacen historia y esa
    historio bien manipulada ayudan a los dirigentes a vivir como reyes.......

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