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domingo, 12 de diciembre de 2021

EL DIARIO DE LETICIA.

Hacía años que Rosa escribía un diario, pero ella misma lo hallaba aburrido. Nunca le pasaba nada digno de interés. Todos los días eran iguales, sin que ningún acontecimiento novedoso rompiera su pesada monotonía.

Hasta que decidió inventar que era otra.  Una mujer atractiva, con una profesión interesante. ¿ Y como se llamaría?  ¡ Leticia!  ¡ Siempre le había gustado ese nombre!

Leticia llegaba apurada del trabajo, cada tarde. Se cambiaba ropa, se maquillaba de nuevo y salía a comer con Rodolfo. ¡ Qué novio tan guapo tenía!

Rosa imitaba su peinado frente al espejo. Un rodete en la nuca y unos rizos rebeldes cayendo sobre la frente. Cada día se sentía más en la piel de Leticia y su pobre vida sin brillo ya no le causaba desazón.

Se compró un vestido de terciopelo verde para esa noche mágica en que sospechaba que Rodolfo le pediría matrimonio...Y así fue. El se puso de rodillas y colocó en su dedo un anillo de brillantes. 

Sin embargo, al volver esa noche, Leticia escribió en el diario:

" Voy a casarme con Rodolfo, pero no estoy segura de amarlo"

Rosa se indignó. ¿ Como era posible que despreciara esa oportunidad? ¿ Una oportunidad que ella nunca había tenido?

Empezó a vigilar a Leticia y pronto se dio cuenta de que engañaba a Rodolfo. ¡  Se quitaba el anillo de compromiso para salir con otro!  Rosa estaba espantada de su cinismo...

Una tarde llegó una caja de flores. Para la señorita Leticia, dijo el mensajero.

Traía una tarjeta que decía:  " Esta noche a las nueve iré a buscarte. Te amo. Rodolfo"

¡ Ah, no!  Rosa no permitiría que esa hipócrita se siguiera burlando de un hombre así...

Guardó el diario de vida con llave en el closet y cuando Rodolfo tocó el timbre, fue ella quién salió abrir la puerta.

Él la miró confundido. -Perdone, busco a Leticia.

-Lo siento, ella salió, pero puede pasar a esperarla.

 Se sentaron frente a frente y Rodolfo la miró con curiosidad:

-Ustedes dos se parecen mucho. Se peinan igual...y ese vestido de terciopelo ¿ no lo usaba Leticia el otro día?

Rosa no contestó porque en ese momento empezó a escuchar golpes que venían del dormitorio. ¡ Era Leticia que luchaba por escapar del closet donde estaba encerrado el diario!

Para lograr que Rodolfo se fuera, le espetó de golpe:

-Lo siento. La verdad es que Leticia se ha ido y dijo que no va a volver.

El se puso pálido y se paró para irse. En la puerta, se volvió hacia Rosa y le dijo:

-Vendré otro día, para saber si hay noticias de ella...

Pero, apenas se fue, Rosa sacó el diario de su escondite y lo quemó en la llama de la estufa.

 ¡ No! ¡ Ya no habrían más noticias de esa malvada!

Luego, más tranquila, pensó:    Rodolfo dijo que nos parecemos...Si me sigo peinando igual y usando este vestido, talvez  termine por enamorarse de mí.





7 comentarios:

  1. De como a ciertas personas como Rosa la soledad las aburre hasta de "ellas" mismas, Leticia incluida... Me encantó.

    Abrazo sin sombrero, Lillian.

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    1. Gracias Carlos, si a tí te gustó, es que me quedó bien. Aprecio mucho tu juicio.

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  2. Será posible?
    Una robapersonas? Y robanovio?
    Poco de fiar esta Rosa.
    Me encanta ese ramalazo inocentemente surreal que te sale a veces, como quien no quiere la cosa, como si se te escapara.
    Besoss Lillian

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    1. Gracias, amigo. Sí, me encanta el surrealismo. Los cuentos de Cortázar son un buen modelo a seguir, aunque nadie podría pretender emular su genio. Pero me encanta hacer equilibrios en la cuerda floja, entre lo posible y lo fantástico.

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  3. Hola estimada, espero estés muy bien en todo...aquí ya en recta final de año y bueno con ánimo que no falte.

    De seguro que hacer lo mismo cada día es agobiante para quien sea.

    Un cuento que nos llama a cambiar las cosas por nuestro bien.

    Abrazo.

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  4. Sí, pero a nuestra amiga, su propia fantasía se la devoró.

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  5. Tu manera de mover las palabras,hacem que tus escritos sean muy amenos...

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