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domingo, 26 de septiembre de 2021

UNA VISITA INCOMODA.

Era pasada la medianoche y Jaime aún se devanaba los sesos frente al computador.  Al final del primer capítulo de su novela, su mente había quedado en blanco y no se le ocurría ninguna idea para seguir.

De repente, vio a alguien parado a su lado. Se quedó atónito, porque estaba seguro de que no le había abierto la puerta a nadie. Se trataba de una figura incorpórea, de contornos indefinidos y alcanzó a sospechar  que se trataba de un fantasma. Pero el presunto espíritu echó por tierra sus suposiciones, al saludarlo con jovial desparpajo:

-¡ Hola, Jaime!  Soy La Muerte y he venido a buscarte.

A Jaime se le erizaron los pelos de la nuca y gritó aterrorizado:

-¡ No, por favor!  ¡ Soy tan joven !  ¡ No puedes llevarme todavía!

-De poder, puedo- le respondió La Muerte con frialdad- Debes saber que yo no tomo en cuenta la edad de la gente para hacer mi trabajo.

-Pero ¡ Soy telentoso!  ¡ Estoy escribiendo una novela que me publicarán a fines de año...!

-No estés tan seguro. Ayer me llevé a tu editor. Fue un infarto fulminante. Así es que su promesa de publicarte pasó con él a mejor vida jaja.

Y La Muerte emitió una risita sarcástica. Se había sentado en un sillón, frente al escritorio y extrajo de entre sus ropas una cajetilla de cigarrillos.

-¡ Por favor!  ¡  Dame una oportunidad!- suplicó Jaime y creyendo tener una idea genial, le propuso- ¡ juguemos una partida de naipes!  Si gano, te vas y me dejas tranquilo.

-Para ser un escritor talentoso, como dices, eres bien poco original- le respondió La Muerte, con desdén- Si de desafíos se trata, te propongo otro en tu propio terreno:  Si quieres salvarte, tienes que escribir un cuento...

-¡ Fácil!- exclamó Jaime y se arrellanó en la silla, aliviado.

-¡ No tan fácil, amigo!  El cuento debe ser de una sola línea y contener dramatismo y misterio.

-Pero ¡ es imposible!  ¿ Como esperas que pueda desarrollar en una sola línea un argumento como el que pides?

-¿ Y no dices que tienes talento?  ¡ Pruébamelo!  Volveré mañana a esta misma hora y si me gusta tu cuento, te prometo que te dejaré en paz.

Jaime no pegó un ojo en todo el resto de la noche y al otro día, vagó por la ciudad, desesperado. Sentía su cerebro embotado, como si en lugar de sesos tuviera un montón de estopa mojada.

A la media noche en punto, apareció La Muerte. Venía segura de sí misma, fumando un cigarrillo con displisencia.

-Aquí está mi cuento- le mostró Jaime.

 En una página en blanco había una sola frase: Nació y murió.

-¿ Qué te parece?

-¡ Bah!- exclamó La Muerte, desdeñosa - ¿ Donde está el misterio ahí?

-¡ Chis! ¿ Te parece poco? Ignoramos  donde estábamos antes de nacer y a donde iremos después de morir...¿ Qué mayor misterio que ese?

  -¿ Y el dramatismo?

-Somos lanzados a este mundo contra nuestra voluntad.  Vivimos luchando contra eso que llamamos Destino y nunca llegamos a entender qué sentido tiene la vida...¿ No te parece dramático?

La Muerte  guardó silencio, sin saber qué decir.  Desconcertada, no se dió cuenta de que se le había consumido el cigarrillo entre los dedos y se quemó. Dando un salto, lo lanzó lejos con furia.

Jaime lo aplastó con el pie y fue a buscar una pala para recoger las cenizas.

Al volver, no le extrañó  hallarse solo en la habitación.

Se sentía estimulado. Nuevas ideas se atropellaban en su mente.  Abrió la ventana para que se discipara el olor a tabaco y se puso a escribir, hasta que amaneció.





3 comentarios:

  1. Jaja. No hay como estar entre la espada y la pared para aguzar el ingenio. Cuando la necesidad aprieta...
    Esperemos que encuentre editor
    Bessoos Lillian

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  2. Me encantó, Lillian. Saliste airosa pese a no tener visitas incómodas. Te felicito!!

    Abrazo hasta vos!!

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  3. Tu buen humor y el saber escribir son dos grandes cualidades que tu posees.

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