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domingo, 27 de septiembre de 2020
UN FANTASMA EN EL MUSEO.

domingo, 20 de septiembre de 2020
LA DAMA DEL CUERVO.

domingo, 13 de septiembre de 2020
EL SUEÑO.
Descubrió que lo peor era la esperanza. Porque cuando la pierdes, te quedas como desnuda, abandonada en un páramo.
Durante meses les hicieron exámenes, a ella y a Mario. Después, solo a ella. hasta que el último médico que vio, se atrevió a decirle la verdad. Nunca podría tener hijos.
Las explicaciones científicas, las palabras exactas, no las entendió. Salió de la consulta como sonámbula.
Caminó cuadras y cuadras bajo el sol de Septiembre, viendo tantos pájaros, tantas hojas verdes. ¿ Como era que había llegado la primavera, si ella era estéril, si estaba seca por dentro, como un árbol quemado?
Esa noche, estuvo desvelada muchas horas. Mario la había sostenido entre sus brazos, prodigándole consuelo.
.Yo te quiero a ti, Luciana. No a los hijos que pudieras darme....
Y después se durmió tranquilo, sin soltarle la mano.
Pero ella sabía que una pared helada se había levantado entre ambos. Una sombra había empezado a crecer y a expandirse como un agua negra. Y en ella terminarían por ahogarse los dos.
Al fin, agotada, no supo cómo se quedó dormida.
Y entonces soñó.
Soñó que en el cielo había un jardín lleno de niños. Eran los que nadie quería, los que habían sido abortados antes de nacer. Jugaban sonriendo entre las flores y esperaban.
A ese jardín llegaban todas las mujeres que no podían tener hijos, con sus vientres vacíos y sus pechos marchitos. Y un ángel le ponía a cada una en sus brazos, un niño sin madre, para que lo acunara.
domingo, 6 de septiembre de 2020
CENIZAS DE AMOR.
Carlos la había llamado para avisarle que pasaría a su casa a devolverle unos libros.
Marina pensó que tendría una oportunidad para tratar de revivir el amor que los había unido y que duró tan poco...
Decidió ponerse el mismo vestido que llevaba en la fiesta en que se conocieron. Al verla con él puesto, seguramente Carlos se acordaría...
Cuando escuchó el sonido del timbre, su corazón se aceleró y sintió que las piernas le flaqueaban.
Antes de abrir, se miró en el espejo del vestíbulo. Vio que tenía las mejillas rojas y los ojos brillantes y que eso la volvía casi bonita.
Carlos la besó en la mejilla y avanzó seguro hasta el salón que tan bien conocía.
Se sentó en un sillón frente a ella y la miró con atención.
-Pero, bueno...¡ estás tan estupenda que me asustas! ¿ Tienes alguna cita esta noche, que te has arreglado tanto?
Ella no contestó.
-¡ Y ese vestido!- agregó él- Nunca te lo había visto. Se ve que es nuevo...
Así es que ya no se acuerda, pensó Marina, decepcionada y súbitamente, sintió ganas de llorar.
Carlos no pareció notar su silencio. Se quedó un momento pensativo y luego le habló en un tono más íntimo:
-¿ Sabes, Marina? Fue lindo lo que hubo entre nosotros. Mi poca confianza en mí mismo se fortaleció al ver que me hacía caso una chica tan atractiva como tú. ¡No me extraña que tengas un nuevo amor! Pero, cuéntame quién es. ¿ Acaso lo conozco?
Marina callaba y sonreía misteriosa, mientras lágrimas de frustración pugnaban por subir a sus ojos.
Carlos la miraba sin darse cuenta de su lucha interior y continuó confiado su monólogo:
-Yo también encontré lo que ansiaba. Gracias a tí, que aumentaste mi autoestima, me atreví a acercarme a ella. A Marianela, tú la conoces...Siempre la había deseado creyéndola un imposible para mí.
Se levantó del sillón, con premura.
-Ahora voy a su casa a buscarla, para salir a comer. ¡ Y me voy rápido! ¡ No quiero estar aquí cuando llegue el afortunado...¡ Pensaría que estoy tratando de conquistarte!
Ella lo acompañó a la puerta, sonriendo siempre mientras su corazón desfallecía.
-¿ Me dirás quién es?- insistió Carlos- ¡ No puedes ser tan egoísta!
-No lo conoces, en serio. Pero, no te preocupes. ¡Tú serás el primer amigo a quién se lo voy a presentar!