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domingo, 5 de julio de 2020

LA PUERTA.

Elvira descubrió en una callecita corta, una casa que le pareció ideal para ella y Laurita.
Afortunadamente, estaba en arriendo y rápidamente finiquitó los trámites.
Cuando el dueño se la mostró, le pareció más pequeña que lo que sugería la fachada.
¿ Por qué se ve más grande desde afuera?- le preguntó.
-Era más grande- respondió el anciano-Pero hace años, se quemó la parte de atrás, que incluía dos habitaciones. Hubo que demoler lo poco que quedaba de ellas.
Elvira notó entonces que, en la pared del dormitorio, había una puerta.
-Por aquí se iba a las piezas que faltan- le explicó el dueño- Ahora la puerta está clausurada y detrás de ella solo existe un patio.
Se quedaron con la casa y Laurita estaba feliz de tener un ante jardín y un patio trasero para sus juegos infantiles.
Al poco tiempo, la niña empezó a hablar de una amiga imaginaria. Se llamaba Olivia y vivía tras la puerta clausurada.
Cuando Elvira regresaba del trabajo le contaba entusiasmada:
-Voy a jugar ahí, mamá, mientras la nana prepara el almuerzo. Hay un dormitorio lindo con cortinas rosadas y Olvia tiene tantas muñecas que no sabemos con cuales jugar...
-¡ Qué bueno!- le contestaba Elvira, distraída. Total, no era inusual que la niña tuviera una amiga imaginaria. ¡ Ya la olvidaría al año siguiente, cuando empezara a ir a la escuela y conociera niñas de verdad!
Todas las tardes, Laurita le contaba con lujo de detalles los juegos y las ocurrencias de Olivia.
-Bueno- le preguntó Elvira- Pero ¿ como vas a la casa de tu amiga?
-Por la puerta que hay en el dormitorio, pues, mamá- ¿ Por donde creías?
Elvira sabía bien que era imposible abrir esa puerta y que detrás de ella solo estaba el patio embaldosado. Pero no le discutió a la niña sus fantasías. ¿ Para qué contradecirla?  Lo importante era que jugara dentro de la casa, ahora que empezaba el invierno y hacía mucho frío.
Lo extraño era que la nana se había empezado a quejar.
-¡ Se me pierde la niña, señora!  Por largo rato no la encuentro y no sé donde buscarla. Después aparece desde el dormitorio y me dice que estaba en la casa de su amiga. ¿ Donde se esconderá que no la encuentro?
Elvira empezó a preocuparse por la obsesión de su hija por Olivia. ¿ No estaría yendo demasiado lejos ?
Una tarde se detuvo a comprar en el almacén de la esquina y decidió preguntarle a la dueña si sabía algo con respecto a la casa.
-¡ Ay, señora!  ¿ Como no me voy a acordar de ese incendio?  Justo se quemó el dormitorio donde dormía la niña. Los padres habían salido y la nana no pudo reaccionar, asfixiada por el humo.  ¡ Era una niñita tan linda!  Olivia se llamaba ¡ la recuerdo tan bien!


3 comentarios:

  1. Escalofriante y tremendamente triste, Lilly.

    Un pedacito de vida que debería tener un largo camino con miles de cosas por descubrir y explorar y otra pequeñita con una amistad del más allá

    🌺

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  2. Una puerta al más acá...

    Genial, Lillian.

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  3. Que lindo este cuento aunque lleno de esos misterios que a veces los niños ,cuando son menores logran ver porque aún no están contaminados con los afanes de los mayores ...un ser que quedó ahí y bueno esos son almas que no han logrado trascender y seguro creen que aún están con vida...

    Un abrazo.

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