Eladio,
completamente ocioso, miraba las nubes que pasaban tras la ventana y el
revoloteo intermitente de un helicóptero que patrullaba la ciudad.
La
Editorial no tenía mucho movimiento en esos días y a pesar de que se acercaba
la Feria del Libro, no había aparecido ningún escritor con algo novedoso que
publicar.
Entró
su secretaria para anunciarle que afuera había un señor que insistía en hablar
con él.
-¿ Es
alguien conocido?- preguntó él.
-No,
don Eladio, pero dice que trae una obra original que de seguro va a
interesarle.
-¡
Qué la mande por Internet!
-Lo
siento señor, pero insiste que tiene que ser en persona...
Momentos
después, entró un hombrecito flaco , llevando en sus manos un portafolio.
Después
de saludar con una inclinación de cabeza, sacó de él un fajo de papeles y los
puso sobre el escritorio.
-Creo
que le va a interesar. Es su vida.
-¿
Como que mi vida? Yo no he autorizado ninguna
biografía...¿ Qué pretende? ¿Chantajearme?
-Por
supuesto que no. Le ruego que lea.
Irritado,
tomó los papeles y se puso a leer. A
medida que lo hacía, se iba poniendo cada vez más pálido. Ahí estaba toda su
historia, hasta el día anterior.
Pensó
que el hombre había interrogado a sus amigos, tal vez sobornado a los
sirvientes...pero ¿ como podía estar enterado hasta de sus secretos más
íntimos?
La
boca se le iba llenando de una saliva amarga. El relato lo mostraba como un
hombre débil y abúlico, fácil juguete de las circunstancias. ¿ Era él así?
Disimulando
la impresión, le devolvió el cuaderno al viejo y lo miró con franca aversión.
-Su
libro no me interesa. No veo la razón que tuvo usted para escribirlo.
El
hombre no se inmutó. Sacó del portafolios otro cuaderno y se lo entregó.
-Quizás
este le resulte más interesante. Es su futuro.
-¿
Qué se ha creído usted? ¿ Por qué cree
que puede adivinar mi futuro? Yo soy el
único dueño de mis acciones.
-Pero,
usted siempre ha dicho que el libre albedrío no existe. Que los hombres son
meras marionetas que el destino maneja a su antojo.
Avergonzado,
Eladio reconoció que era cierto. Siempre había pensado que no vale la pena
luchar, que todo está decidido de antemano.
El
viejo se paró del asiento y empujó el
cuaderno hacia él.
-¡
Léalo!- le dijo perentorio y se dirigió hacia la puerta.
Cuando
Eladio se decidió a abrirlo, vio que todas las páginas estaban en blanco.
-¿
Qué significa ésto?
-Significa
que tú eres el único artífice de tu vida. Afirmar que todo está escrito , que
nada se puede cambiar es un pretexto
cobarde para no enfrentarse a las dificultades.
Antes
de desaparecer, se volvió hacia Eladio y le dijo:
-Como
ves, tu futuro está en blanco. ¡ Tú eres el único que puede escribirlo! ¡ Espero que lo hagas sin faltas de
ortografía!
Me hiciste recordar un hecho real, pero me da mucha risa...el fulano aquel decía que yo debía escribir en su libro lo grandioso de la vida juntos....jajjaja parece se quedó en blanco todo porque solo fue la intención...
ResponderEliminarClaro , nadie puede escribir por ti al final, hazte cargo de tu vida y sobretodo vívela y de ella obtén las mejores lecciones que malas o buenas escribirás de tu puño y letra...
Un abrazo.