Tarea
de taller.
Querida
Lillian:
Hoy,
en el Taller, me han pedido algo insólito. Que mire hacia el Pasado y te
escriba una carta a tí, que eres yo misma, ahora que tienes doce años.
¡ Qué
extraño pedido ! Yo te conozco, porque
fui la que eres , pero tú de mí no sabes nada. Soy la mujer en quién te
convertirás en el Futuro. ( ¡Ay! Seguro
que no querrías conocerme....)
Al
principio, escribirte me pareció algo impersonal. Además ¿ qué interés podría
tener una chica de doce años en leer la carta de una desconocida? Dirías de inmediato: " ¡ Ay, qué latera! ¿Por qué no se comunicó por Internet,
mejor ? "
Así
es que decidí ir a buscarte a tu pueblo. Busqué tu calle y tu casa, pero vi que
la habían demolido.
Pensé
entonces: Si voy al Liceo tal vez la
encuentre sentada en un banco de su sala. Pero el Liceo tampoco existe ya. Así
es que regresé desanimada y en el bus me vine llorando la inutilidad de mi
nostalgia.
Pensé
entonces buscarte en el espejo. Pero, los años han superpuesto sobre mi cara
los rasgos de mi madre. El cansancio de vivir y la decepción de hoy empañan la
frescura de tu rostro de ayer. Tampoco estás ahí.
Así es que al fin de cuentas, me encuentro
aquí escribiéndote y descubro que no hay nada que pueda decirte. Si pretendiera darte algún consejo o
advertirte del peligro de una decisión equivocada, tú seguramente exclamarías:
-
¡No, no quiero oír nada! ¡Quiero ser yo
la que descubra la Vida por mi propia cuenta!
Tienes
razón, niña....Y no cabe duda de que la descubrirás.
Tus
lágrimas de los quince años, tan livianas, se evaporarán con el sol. Tus
lágrimas de los treinta años, en cambio, formarán un charco oscuro y frío, tan
profundo dentro de ti que ningún rayo de sol podrá llegar para entibiarlo
siquiera.
Estás
parada en al umbral de la Vida. Frente a
ti se abre una puerta. Es la misma que se está cerrando a mis espaldas. Tú ves
flores, yo miro hojas secas.
¿ Qué
puedo decirte, entonces ?
Sólo
vive. Estoy segura de que no habrá nada que te lo pueda impedir.
Si yo mirara hacia atrás y me escribiera una carta a mí misma. Tendría un grave conflicto entre advertir de las miles opciones y respuestas erradas a dejar que la vida suceda, porque después de todo, lo poco bueno que tengo ha sido fruto de mi indecisión y equivocación. Al parecer querida Lily, la vida es una paradoja necesaria.
ResponderEliminarAbrazos todos para ti.
Que buena reflexión, después de varias vueltas de pensares y repensares, llegar a la conclusión de que la vida hay que dejarla que fluya y asumiendo con humildad que diriges tu vida en una mínima parte la mayor parte de las opciones que vives son producto del azar. Sin ir muy lejos, la vida en este planeta fue producto del azar. Me gusto mucho. Un abrazo
ResponderEliminarMe encantó!
ResponderEliminarEscribirse a uno misma
ResponderEliminarmuy buena tarea que deberíamos hacer muy seguido...para ver las chambonadas que hemos hecho
y también las maravillas que nos ha tocado vivir
como la vida misma no mas...
besos!